PENSAMIENTOS IRRACIONALES: «KIRA Y LAS PALABRAS PROHIBIDAS»

A lo mejor os resulta un poco chocante que recurra a un cuento para hablaros de las «palabras prohibidas», aquellas que tienen que ver con la expresión de pensamientos irracionales, tan propios de los momentos de estrés y autoestima por los suelos. Mi tono acostumbra a ser más frío y duro y puede que no os encaje el cuento, pero es el texto en el que he visto expresado de manera más sencilla, clara y concisa la idea de los pensamientos irracionales y la forma de expresarlos. Además, todo el mundo tiene su día moñas y, no temáis, no tengo el síndrome Bucay.

Son pensamientos irracionales aquellos pensamientos erróneos fruto de las conclusiones que sacamos de unos hechos determinados y que hacen que nos sintamos mal.

Ejemplos:

pensamiento dicotómico: TODO es blanco o negro.

sobregeneralización: me pasa una vez, me pasa SIEMPRE.

etiquetación: Soy un estúpido; soy un fracasado; no hago nada bien.

abstracción selectiva: me concentro sólo en lo negativo y no es lo positivo (recuerdas a Van Gaal: «Siempre negativo, nunca positivo»)

rechazo de lo positivo: lo bueno no tiene importancia.

inferencia arbitraria: ver SIEMPRE las experiencias como negativas.

magnificación y/o minimización: exagerar lo negativo, empequeñecer lo positivo.

razonamiento emocional: mis sentimientos negativos son fruto de cosas negativas.

«debería», «tendría que»: la consecuencia emocional es culpa, ira o resentimiento.

personalización: me siento culpable de los errores y desgracias de los demás.

Estos pensamientos provocan y acentúan una baja autoestima.

Para que lo veamos mejor paso al cuento de «Kira y las palabras prohibidas». El cuento está sacado de un libro para niños (aunque deberíamos regalárselo a muchos adultos) que se titula Cuentos para educar a niños felices, su autora es Begoña Ibarrola y está publicado por la editorial SM.

«Casi todas las hormigas del hormiguero se asustaban cuando se acercaba una tormenta, pero a Kira le aterrorizaba. En cuanto caían las primeras gotas, se metía debajo de la cama y se tapaba las orejas para no oír los truenos ni el sonido de la lluvia. Sus compañeras se reían de ella y decían:

-¡Kira es una cobarde! ¡Kira es una cobarde!

Cuando dejaba de llover. Kira salía del hormiguero para seguir con su trabajo de recolectar semillas y llevarlas al almacén, pero no se atrevía a mirar a sus compañeras porque imaginaba sus caras de burla. Si alguna semilla se le caía o se tropezaba con las raíces de un árbol, sus compañeras le decían:

-¡Kira es un torpe! ¡Kira es una torpe!

Si en la clase le preguntaban y no sabía la respuesta o se equivocaba al hacer cualquier tarea, sus compañeros le decían:

-¡Kira es una tonta! ¡Kira es una tonta!

Hasta que un día, cansada de tantas burlas, decidió abandonar el hormiguero y se puso a caminar y a caminar por el bosque sin darse cuenta de que el tiempo se pasaba.

De pronto se hizo de noche. Kira sintió miedo y se puso a temblar mientras pensaba que sus compañeras tenían razón: ERA UNA COBARDE.[etiquetación][sobregeneralización]

Y justo en ese mismo momento oyó una vocecita que decía:

-A VECES somos cobardes y A VECES somos valientes.

Kira miró a su alrededor y vió una pequeña luz que volaba sobre su cabeza.

-¿Quién eres? -le preguntó.

-Soy la luciérnaga Lucy, ¿y tú?

– Soy la hormiga Kira.

-¿Y qué haces tú a estas horas fuera del hormiguero?

Entonces Kira le contó lo mal que lo pasaba allí por las burlas de sus compañeras, y añadió:

– NADIE me quiere, TODO lo hago mal, no puedo aprender NADA…[sobregeneralización][abstracción selectiva][magnificación]

-¡Eh! ¡Eh! ¡Alto ahí, Kira! ¡Estás usando las palabras prohibidas en este bosque! Menos mal que no te ha oído mi maestra.

-¿Es que haya escuela en este bosque?

– Pues sí, y nuestra maestra es la lechuza Sofía.

– Oye Lucy, ¿y por qué están prohibidas esas palabras?

– Porque no dicen la verdad. ¿Tú crees que NADIE te quiere? ¿Es cierto que TODO lo haces mal? ¿Estás segura de que no has aprendido NADA desde el día que naciste? Piénsalo bien.

Kira agachó la cabeza y contestó:

-Bueno…Puede que tengas razón.

-¿Por qué no vienes mañana a mi clase, Kira? Creo que te vendría muy bien conocer a Sofía.

– Soy un poco tonta y no creo que me sirva de nada ir a clase.[etiquetación][rechazo de lo positivo]

-¡Pero bueno, Kira! ¡Otra palabra prohibida! ¿Es que no sabes que todos somos listos para algunas cosas y menos listos para otras? Aquí ningún animal es tonto, recuérdalo.

Kira estaba sorprendida. Las palabras de Lucy le hacía comprender que aquel bosque era un lugar muy diferente al hormiguero. Quizá no era mala idea acompañarla a clase y conocer a su maestra.

– Si quieres puedo buscar un sitio para que pases la noche y mañana por la tarde vendré a buscarte para ir a la escuela. ¿Qué te parece?

A Kira le pareció una buena idea y siguió la luz de Lucy. Ya no tenía tanto miedo, aunque le preocupaba estar fuera del hormiguero. ¿Había tomado una buena decisión al marcharse? ¡Todo era tan distinto! Allí vivían animales muy grandes y diferentes a ella, una insignificante hormiga.[abstracción selectiva]

-¡Eh, Kira! ¡Otra palabra prohibida! En este bosque nadie es INSIGNIFICANTE, por muy pequeño que sea.

Entonces Kira se dio cuenta de que Lucy podía oír sus pensamientos.

– Es uno de mis poderes. Todos tenemos alguno y los tuyos ¿cuáles son?- le preguntó.

-Pues no lo sé. Creo que solo la reina del hormiguero tiene poderes.[pensamiento dicotómico][etiquetación]

-Definitivamente, debes ir a las clases de Sofía. Allí aprenderás  muchas cosas que luego podrás enseñar a tus compañeras.(¡Podemos aprender a mejorar la gestión de nuestras emociones!)

-¿Mis compañeras? No me las recuerdes; jamás me escucharán.[pensamiento dicotómico][magnificación]

-¡En mi vida había oído tantas palabras prohibidas juntas! ¿Por qué piensas que tus compañeras JAMÁS te van a escuchar? Ya verás cómo puedes cambiar las cosas.

Kira no podía pensar tanto: era de noche y estaba cansada. Menos mal que al cabo de uno minutos Lucy le dijo:

– Ya hemos llegado: es aquí- y llamó a la puerta de una inmensa cueva.

-¿Quién llama?- dijo una voz ronca y fuerte.

-Soy Lucy y quiero pedirte un favor, Óscar. ¿Puede quedarse en tu casa esta noche una amiga mía?

La puerta se abrió y Kira lanzó un grito cuando apareció un enorme oso, pero Lucy le dijo:

-Acércate, Kira, no tengas miedo. Óscar es un buen amigo.

A Kira le habían contado que los osos eran peligrosos, pero se tranquilizó cuando Óscar le dijo:[etiquetación]

-No soy un oso hormiguero, no te preocupes. Puedes quedarte esta noche y las que necesites, aunque mi hijo Bubi es un poco revoltoso y quizá estés más segura en otro lugar.

Óscar preparó a Kira una cama digna de una reina. Lucy se despidió de los dos y se fue volando mientras la oscuridad de la noche cubría el bosque, donde ya todos dormían.

¿Todos? No. Sofía, la maestra lechuza, había seguido de cerca a Lucy y a Kira sin que la vieran y había escuchado su conversación. ¡Ya tenía una nueva alumna!

Al día siguiente iba a conocerla mejor, y seguro que aprendería cosas muy importantes que podría compartir con sus compañeras si regresaba al hormiguero.

¡Ah! Y debía felicitar a Lucy por las lecciones que había dado aquella noche a Kira. ¡Qué orgullosa se sentía de su alumna! ¡Y pensar que Lucy antes de ir a la escuela, también se creía insignificante por ser pequeña y dar tan poca luz!»

Acerca de Paco Vicente Toral

Postgrado en metodología de las técnicas de Counselling.
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