Sentirnos capaces de cambiar actitudes y conductas en la persona a la que cuidamos nos proporciona una gran seguridad que mejora notablemente nuestra autoestima. Saber que podemos conseguir que el abuelo se asee con regularidad y sin dar la lata o que no se queje continuamente de las comidas nos hará sentirnos felices y seguros de nosotros mismos y tener la percepción de que controlamos la situación, y no al contrario.
Hay gente que ha nacido con la capacidad de persuadir y disuadir y otros que parece que nacieron para ser persuadidos y disuadidos. Pero no te inquietes si eres de estos últimos: se puede aprender a defenderse y hasta convertirse en un experto persuasivo.
La PERSUASIÓN consiste en hacer cambiar las actitudes y conductas a través del cambio de los pensamientos o creencias. Por ejemplo: mi padre, que es un hipocondríaco y tiene miedo a morirse, siempre utilizaba el mismo paño de cocina para secar los platos (la viudedad le había obligado a hacerlo y nadie le había enseñado que los paños también deben ir a menudo a la lavadora). Un comentario sin venir a cuento sobre cierto vecino que había pillado no se qué por usar el trapo de la cocina sucio provocó un dolor que… Ahora utiliza uno distinto cada vez que friega y los lava a diario.
Los métodos de persuasión son muchos y, en función del estado mental de la persona atendida, podremos aplicarlos. Cuanto más racional sea, más podremos hacer uso de la retórica o la lógica. Cuanto menos racional, más la seducción, la fe, la tradición, la lástima… Es decir, cuanta menos racionalidad más emotividad. Es más fácil convencer al abuelo con demencia senil de que se duche por lástima que por una disertación sobre salud e higiene. Utilicemos a los aliados (¿has leído la entrada?): si tienes una hija que se lleva especialmente bien con el abuelo, que le seduzca con su simpatía y le convenza de lo guapo que está en cuanto se ducha.
Navega por la red y descubrirás un mar de técnicas de persuasión. Dedicaré un par de entradas a cada una de ellas.
Ahora bien, debemos tener cuidado con conseguir el efecto contrario. A este fenómeno se le llama reactancia y es muy sencillo de explicar: ¿Tú quieres que haga esto?; pues yo voy a hacer el extremo opuesto. En estos casos, perfecciona la persuasión o, si el tema es serio, lee el siguiente párrafo.
La segunda habilidad es la DISUASIÓN. Este concepto es más heavy y únicamente lo aconsejo para situaciones que imposibilitan una convivencia mínima en el hogar o para relaciones personales perversas. La disuasión comparte con la persuasión el objetivo de cambiar actitudes y conductas. Pero la disuasión no es un método democrático, entendiendo «democrático» como la necesidad de llegar a una solución satisfactoria pero respetando la libertad de deliberar de la persona mayor. La disuasión consiste en ejercer el poder que tenemos en nuestra casa o en nuestra relación para conseguir el objetivo. Es decir: esto hay que hacerlo sí o sí.
Para ello la disuasión precisa de algunos requisitos que son fundamentales, tales como la capacidad psico-física para infligir el daño moral o físico, mostrar el poderío y ser creíble. FUNDAMENTALMENTE, SER CREÍBLE. Por ejemplo: ¿no te quieres asear y tu cuarto está sucio y te peleas con mi marido y le insultas cada vez que entra a ayudarte a asearlo? Te agarro, te vas a tu casa ahora mismo y a mí no me vuelvas a llamar.Si eres físicamente poca cosa no te preocupes: la mala leche compensa la falta de músculo (haz un repaso por los peores dictadores de la historia y te darás cuenta). Para casos mayores, siempre podrás echar mano de las fuerzas de orden público o de algún amigo cachas.
Mostrar el poderío consiste en hacer notar que, si te buscan, tú también tienes mala leche. Hay que mostrarla. Y para ello no es necesario ni gritar ni insultar. El silencio y una buena mirada bastan. Pero lo importante es no hundirte: si amenazas, cumple la amenaza. Al fin y al cabo, lo haces por ti y por él. Y qué cierto es que la pérdida nos lleva a echar de menos lo perdido. Pero insisto: como toda habilidad y herramienta de último recurso, sólo debe ser utilizada en casos muy extremos y la efectividad radica en que sea CREÍBLE. En cuanto perciba una sola vez que se va de farol, adiós muy buenas.