LA IMPORTANCIA DE SENTIRSE ESCUCHADO

Todos necesitamos sentirnos escuchados. Y claro, estos pequeños monstruos que cuidamos también necesitan ser escuchados. De hecho, el cambio de actitud es tan grande en cuanto perciben que se les «hace caso» que nos obliga a convertir esta cuestión en un objetivo fundamental a cumplir. Recordad que, en tanto en cuanto ellos se sientan mejor, vosotros os sentiréis mejor porque os dejarán de hacer la vida imposible.
La cuestión es que a estas alturas del viaje estamos hartos de escucharlos, o lo que nos tienen que contar no tiene ni pies ni cabeza, o es la misma historia de siempre, o a ver si ahora se van a sentir tan escuchados que no nos van a dejar tranquilos.
Reconoced que, normalmente, al entablar una conversación, acabamos perdiendo el control y el resultado final es sentirnos airados y frustrados.

Pero, como sabemos que el sentirse escuchado es tan importante, vamos a plantearnos de qué forma conseguirlo.
Anotemos cuáles son los principales problemas de comunicación que tenemos con la gente muy mayor:
  • Tienen una cualidad extraordinaria para buscar los aspectos más negativos de los problemas y la existencia.
  • Utilizan un lenguaje extremadamente negativo (Esto sólo me ocurre a mí; me siento horrible; siempre esto, nunca aquello;…)
  • Repiten lo mismo una y otra vez.
  • Cuentan historias que no tienen lógica.
  • Dicen que han comprendido lo que se les dice o se les pide pero no lo hacen.
  • Tienen dificultad para expresarse y comprender.
  • Hay una perdida del control motor que afecta al habla (no paran) y a la voz (o chillan o no se les oye)
  • Hay un déficit de atención y concentración.
  • Tienen dificultad para procesar la información.
  • Tienen pérdida de memoria.

Como es muy difícil cambiar este estilo comunicativo, en el que se unen aspectos de carácter con otros de trastornos psico-físicos, tenemos que hacernos a la idea de que, cuando nos dispongamos a comunicarnos, nos vamos a encontrar con este panorama. Sabiéndolo, nos armaremos de paciencia y nos será más fácil establecer un mínimo de comunicación para que se sientan escuchados. Es más difícil reaccionar cuando uno no espera que le den un golpe que cuando ya sabe que le están esperando con un palo. A mí me gusta llamar a esta forma de actuar  la «filosofía del antidisturbios»: como no espero que me reciban en la manifestación con los brazos abiertos, llego con mis cinco sentidos en guardia para no perder el control.

La forma de conseguirlo la veremos a continuación a partir de diferentes técnicas que vais a aprender a desarrollar.

Acerca de Paco Vicente Toral

Postgrado en metodología de las técnicas de Counselling.
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