LOS VIEJOS NO SON NIÑOS

Por regla general estamos acostumbrados a tratar a los ancianos como niños y es una gran error.

La mayor parte de los viejos son perfectamente responsables de los actos y decisiones de su vida cotidiana. Por ejemplo: un niño no es responsable al 100% de la falta de un hábito higiénico, porque lo está adquiriendo. Salvo en casos de seria dependencia, un anciano que se niega a ducharse o nunca llegó a adquirir el hábito (siempre fue un marrano) o bien ha decidido «deshabituarse» (ha decidido ser un marrano).

Podríamos destacar otros ejemplos: vivir solos; no relacionarse más que con sus hijos o familiares directos; no querer salir de casa para nada; no tener hobbies; no ayudar en las tareas domésticas; estar todo el día de mal humor; etc,…

¿Por qué es importante asumir que los ancianos no son niños y que son responsables de sus propios actos y decisiones, con sus respectivas consecuencias? Porque elimina el principal elemento que vicia y pudre las relaciones personales: la culpa.

Mi padre está sucio porque no me ocupo de él; se encuentra solo y deprimido porque no paso el suficiente tiempo haciéndole compañía; su vida no tiene sentido porque mi vida sí  que lo tiene…

Se ha instalado en esta sociedad de consignas el siguiente slogan: las personas mayores son víctimas y los hijos seres egoístas que sólo piensan en su vida.

Y no es cierto.

No sentirme culpable no significa pasar de todo. No estoy obligado a sentirme culpable de las desgracias de nadie. Si el abuelo quiere vivir en su casa de toda la vida, alejada de mi lugar de trabajo o del que estudian mis hijos, pues estará solo, con todo lo que conlleva. Si se quiere enterrar en sus recuerdos, no tendrá futuro. Pero yo tengo un futuro por delante en el que él puede tener un papel, que tiene que decidir asumir o no. Le quiero en mi círculo, pero no de cualquier manera. La vejez no es un cheque en blanco para soportar sus manías y frustraciones. Si tengo obligación de cuidarle, él tiene la obligación de dejarse cuidar y de proporcionarme felicidad.

Enterremos la culpa y desenterremos el espíritu crítico. Aprendamos a hacer las cosas mejor con los mayores, pero sin sentirnos culpables.

Acerca de Paco Vicente Toral

Postgrado en metodología de las técnicas de Counselling.
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