VACIAR LA MENTE

Una de las sensaciones más desagradables del estrés es no poder hacer que la cabeza deje de darle vueltas a las tareas que nos preocupan o tenemos que realizar. Incluso hacemos un gran esfuerzo por llenar la mente con otros temas o aficiones que nos entretengan,  pero nos damos cuenta que es imposible detenerla.

Esta situación nos ocurre cuando cuidamos al abuelo porque tenemos que estar pendientes de todas las cosas que necesita y de su agenda (médicos, día de visita, cumpleaños,…),  lo cual supone una acumulación de trabajo que se une a nuestros propios problemas y tareas domésticas.

Nuestro cerebro se siente inseguro y necesita mantenerse en constante funcionamiento para no olvidar ninguna de las tareas que tiene por hacer.

La solución pasa por VACIAR LA MENTE, es decir, trasladar ordenada y sistemáticamente a otra parte la información que gestiona nuestro cerebro.

Algunos ya habréis pensado que me refiero a tener una buena agenda.

El planteamiento va más allá. Si conseguís una herramienta informática (por ejemplo: una tablet y un outlook), ideal; si no, acudiremos a la agenda de toda la vida y a la libreta.

Debemos dedicar un par de días a realizar las tareas que os plantearé ahora. Pensad que es una gran inversión con efectos inmediatos sobre vuestra salud mental.

En una libreta vamos a escribir una lista con todas las tareas que hagáis en el hogar con el abuelo.

Por ejemplo: Imaginad qué tareas debéis hacer en casa del abuelo: levantarlo, asearlo, vestirlo, ducharlo, darle el desayuno, llevarle al médico, hacerle la comida y darle de comer, pasearlo, lavarle la ropa,…

Vamos a intentar SISTEMATIZAR TODAS LAS TAREAS. ¿En qué consiste «sistematizar»?

Pensamos en una tarea en concreto y cómo podemos convertirla en rutinaria y ordenada; hay que encontrar un documento o papel o nota que nos permita controlarla sin necesidad de acudir a la memoria.

Tomemos de nuevo un ejemplo: las comidas. Igual que en los comedores escolares, podemos planificar todas las comidas del mes. De esta forma evitamos la famosa reflexión:»Estoy aburrida y no se qué hacer de comer». En consecuencia, también tenemos más claro qué debemos comprar en el supermercado y la lista de la compra se acaba convirtiendo en un estándar rutinario, con lo cual también se compra más rápido y a uno le sobra tiempo para otras historias.

Así con todas las demás tareas, de forma que, cuando las tengamos todas perfectamente sistematizadas, nos generarán unas fechas rutinarias (por ejemplo: hacer la compra importante de la semana el miércoles)  que VOLCAREMOS EN LA AGENDA junto con las otras fechas (cumpleaños, visitas al médico, visitas a familiares, …)

De este modo iremos liberando a la mente. En tanto en cuanto todo está escrito y ubicado en diferentes lugares (AGENDA, CALENDARIO DE COMIDAS, LISTA DE LA COMPRA ESTÁNDAR, HOJA DE PREVISIÓN DE GASTOS E INGRESOS,…), el cerebro se relajará, perderá ansiedad o, si no la pierde, estará más justificada que por no recordar el día que tenía que ir al médico o qué comprar en el supermercado.

 

 

Acerca de Paco Vicente Toral

Postgrado en metodología de las técnicas de Counselling.
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